PÁGINAS EN CONSTRUCCIÓN - 50 AÑOS DE REVISTAS ENSAMBLADAS, EXPERIMENTALES Y RARAS EN EL ESTADO ESPAÑOL // Noticias


El veterano magazine de diseño y creatividad gráfica VISUAL publica en su NÚMERO 210 (Año XXXIV - 2022 - Páginas 56 a 65), un extenso artículo sobre el proyecto PÁGINAS EN CONSTRUCCIÓN de Pepe Murciego, con un bello texto del periodista Eduardo Bravo, titulado: Páginas en construcción. Medio siglo de revistas raras.

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Páginas en construcción
Medio siglo de revistas raras 

VISUAL. nº 210 - Año XXXIV - 2022 - Págs 56 a 65 / Revista VISUAL 
Texto: Eduardo Bravo

El artista y comisario Pepe Murciego recoge en una exposición y un libro una amplia selección de esas publicaciones heterodoxas y de artista editadas en España, que no suelen llegar a los circuitos de la prensa convencional. 

Páginas en construcción es un proyecto que repasa medio siglo de revistas ensambladas, experimentales y raras realizadas en el Estado español, desde finales de la década de 1970 hasta la actualidad. Concebido por el artista y editor Pepe Murciego, Páginas en construcción fue inicialmente una muestra que, tras recorrer diferentes centros expositivos durante varios años, se ha convertido en un libro que, además de servir de catálogo de la muestra, viene a llenar un hueco en el mundo del arte español. Aunque resulte sorprendente, en estos cincuenta años no había ninguna monografía tan completa que se ocupase de este tipo de publicaciones. 

“No existe demasiada documentación sobre el tema. De hecho, el libro puede servir para que alguien haga una tesis, porque en él doy mucho caldo para que alguien se anime a escribirla. En todo caso, mi intención no fue hacer una tesis ni que este fuera el único libro sobre revistas experimentales o raras, aunque la verdad es que, muy probablemente, sea el único a día de hoy”, explica Pepe Murciego, quien aclara también que el criterio empleado en el proyecto dista mucho de ser el que se emplea en ese tipo de trabajos académicos. 

“Este libro habla de mi colección. Por tanto, hay revistas que están porque estuvieron en el momento de hacerlo y otras que no se incluyen porque, sencillamente, llegaron más tarde. Por otra parte, como el criterio es personal, lo que se entiende como raro es lo que me parece a mí que lo es. Esto supone que los que son muy cristianos en el mundo de la experimentación les parece que hay cosas, entre un 10 o un 15% de las piezas, que no podrían ser consideradas revistas experimentales. Por ejemplo, incluyo El Cártel de Olaf Ladousse, César Fernández Arias, Pepe Medina y otros, aunque habrá gente que se preguntará por qué aparece eso ahí si es algo que se pega en las paredes. En mi opinión es una revista rara, como también lo es Cataclístics, una publicación que solo se hace en directo, aprovechando una feria o un festival, porque la sensación de crear algo juntos, de emborracharse, de mancharlo de pizza es lo que les gusta a sus autores y eso es también lo que creo que la hace experimental”. 

Trueques e intercambios 

El criterio de Pepe Murciego, (Madrid y Coca, Segovia, 1967) en lo que se refiere a publicaciones experimentales no es el de un mero aficionado. Licenciado en Bellas Artes, artista y comisario de arte, Murciego tiene además una amplia experiencia como editor de revistas raras desde que, en 1993, pusiera en marcha junto a Diego Ortiz y Juanjo El Rápido la revista La Más Bella.

“Comenzamos el proyecto sin saber qué iba a ser. Al final ha sido lo que ha sido y sigue siendo: una revista rara, experimental, excéntrica, como quieras llamarla, pero en origen no era así. Era una revista al uso, cuyos tres primeros números eran más normales. La decisión de cambiar de formato se tomó en una reunión, a raíz de la cual, pocos años después, Juanjo se cayó del proyecto. Recuerdo que yo peleé esa decisión de cambiar de formato pero sin saber bien por qué. En esa época no sabíamos lo que eran las revistas experimentales o los formatos raros. Ni siquiera sabíamos, y no me importa decirlo y repetirlo las veces que haga falta, qué eran las cajas Fluxus, a las que nuestro proyecto, evidentemente, se asoma. En la Facultad de Bellas Artes de Madrid no nos enseñaban eso. Los profesores más modernos llegaban hasta el Land-Art y los demás se quedaban en el expresionismo abstracto. No recuerdo que nadie en la facultad nombrara a Fluxus. A lo mejor de manera tangencial, porque estaba Yoko Ono y todo el mundo sabía que era la mujer de John Lennon, pero poco más. Algo sabíamos de Abramović, algo sabíamos de Vostell, pero nada de esas publicaciones ensambladas. Nos enteramos de todo eso muy tarde, y con tarde me refiero a que podíamos llevar diez números de La Más Bella, y para entonces ya habíamos hecho números objetuales”. 

Además de los ejemplares destinados a la venta, La Más Bella dispone de un número considerable de copias destinadas a la promoción, las cuales pueden ser regaladas sin miedo a que el proyecto se resienta. Este detalle, aparentemente anecdótico, ha resultado clave para el desarrollo de Páginas en construcción. 

“Esas revistas se las he intercambiado a otra gente que he ido conociendo por otras revistas maravillosas que hacen ellos y que, poco a poco, son las que han ido conformando mi colección. En todo caso, nunca hubo una ambición de coleccionista, sino de creador que hace una revista parecida a aquellas que intercambia y que las va acumulando. Comprar, he comprado muy pocas. Solo ahora, cuando he visto un hueco, me he planteado taparlo y eso sí que es propio de un coleccionista. En todo caso, habré empezado a hacer eso hace dos años. Como es todo eso lo que llueve, es eso lo que al final aparece en el libro”. 

De esa forma espontánea fueron llegando a manos de Murciego P.O.Box, la revista que hacía el artista Pere Sousa, Texto Poético de Bartolomé Ferrando, David Pérez, Manel Costa y otros o Èczema de Vicenç Altaió y otros. 

“Altaió es uno de los grandes poetas experimentales. Era amigo de Brossa, de Miró… Un grande que también ha sido director del centro Arts Santa Mònica de Barcelona. Llegó a hacer veintinueve números de Èczema, cada uno con un formato diferente, lo que ha provocado que de alguno de ellos no queden ejemplares. Por ejemplo, del que era una bola oriental a las que se les pone fuego y que se elevan al cielo. La misma noche en que se presentó el número, la gente que lo compró lo hizo volar y lo perdió. Posteriormente, Vicenç hizo Cave Canis, una revista para la que dispuso de mayor presupuesto y en la que se incluyeron piezas de Tàpies o Brossa”. 

Raras y escasas.

Una de las particularidades de estas revistas heterodoxas son sus cortas tiradas. En ocasiones, ese hecho se debe a la falta de presupuesto, a las dificultades de realizar un manipulado a gran escala e incluso a la filosofía misma de alguna de esas publicaciones. 

“Hay revistas de las que solo hay veinte números y cuya única forma de conseguirlas es haber participado en ella. Como las del amigo Antonio Gómez, poeta visual, editor y coleccionista de revistas experimentales, seguramente uno de los más importantes del mundo. Los responsables piden colaboraciones a veinte personas, las reciben, las ponen todas juntas, por eso se llaman ensambladas, y se las envían a los mismos participantes”, explica Murciego, quién menciona como otro inconveniente para la conservación de estos materiales a la apatía de museos y colecciones que, hasta fechas recientes, no han prestado atención a este tipo de productos artísticos. 

“El Museo Vostell-Malpartida de Cáceres, sí que ha mostrado interés por las revistas experimentales para su colección, pero la razón es que Wolf Vostell ya hacía ediciones raras como artista independiente y como miembro de Fluxus. De hecho, creo que es el único sitio de España en el que hay una colección completa de Fluxus Box, porque él era uno más de ese colectivo y tenía su ejemplar correspondiente. También el Centre d’Art La Panera de Lleida se ha preocupado por las revistas ensambladas y los libros de autor, pero en ese caso ha sido porque estaba allí la comisaria y crítica de arte Gloria Picazo y, junto a ella, Anna Roigé. El resto de museos no han estado tan interesados y solo ahora están solucionando eso, pero no tanto comprando, sino aceptando donaciones de artistas y coleccionistas”.

Otra de las dificultades que plantean las revistas experimentales y raras entre los coleccionistas convencionales de arte y los museos, es poder diferenciar entre una revista experimental y un simple fanzine. Una fina línea que, en ocasiones, no tiene tanto que ver con el formato, el contenido o los participantes, sino con la mera intención del autor. 

“Las revistas experimentales tienen mucho de fanzines, desde el momento en que son publicaciones hechas por personas que son fans de las revistas de un tema concreto. En este caso es la creación contemporánea, pero podría ser el rock and roll, el cómic, la poesía o el punk. A nosotros nos gusta decir que La Más Bella es un fanzine aunque hay gente que lo llama prozine porque consideran que somos profesionales, aunque no es así. También critican que somos una revista industrial porque tiramos mil copias en lugar de ser artesanales y tirar cien. Una vez Diego Ortiz y yo dimos una charla en Visual en la que estaba también el diseñador Aitor Méndez, que comentó una cosa que hemos utilizado nosotros a partir de entonces. Méndez decía que una de las cosas que diferencian a estas revistas de cualquier publicación impresa es que lo más probable es que esté en ellas el ADN del editor y los autores, porque han sido personalmente ellos quienes las han compilado. En ese sentido, es muy bonito pensar que hay revistas que fueron tocadas por Vicenç Altaió, Tàpies o Brossa. En el caso de La Más Bella, también está nuestro ADN porque, aunque hagamos mil y no cien, hemos manipulado todos los ejemplares”. 

Que estas publicaciones queden fuera del radar de museos y los coleccionistas también se debe a que muchas de ellas surgieron alejadas de las grandes ciudades en las que acostumbra a concentrarse la oferta artística. En lugar de Madrid, Barcelona o Valencia, algunas de estas revistas proceden de localidades como Palencia, Mérida, Bargas, Mislata, Móstoles, Barakaldo, Cuenca, Vilanova i la Geltrú, Escacena del Campo, Mataró, Las Caldas, Reus o Pola de Laviana. 

La Más Bella es también de Arganda del Rey y creo que eso es un detalle importante. Diego Ortiz, yo y un montón de gente más estábamos viviendo la post movida madrileña pero nos aburríamos. Teníamos la inquietud que podía haber en Madrid, pero con menos bares, así que nos metíamos en todo tipo de actividades y nos despistábamos menos. La Más Bella no hubiera surgido sin Arganda porque el aburrimiento de Arganda, que no era nada aburrido porque ya nos encargábamos nosotros de que fuera divertido, tuvo que ver en que hiciéramos todas esas cosas. En los pueblos o ciudades pequeñas no hay tantos impulsos que te despisten o te quiten tanto tiempo como en una ciudad. Además, también ayuda mucho la ignorancia. Antes, cuando no había internet, si estabas alejado de las ciudades había cosas de las que no te enterabas, así que te ponías a hacerlas tú, convencido de que no las estaba haciendo nadie más. Al final salían cosas muy similares, pero a tu manera y con el añadido de que, de haber sabido que existían, probablemente nunca las hubieras puesto en marcha”. 

Páginas en construcción está disponible cualquier librería. Su versión expositiva, como muestra itinerante que es, podrá verse en Burgos hasta Semana Santa, de donde viajará a Madrid para ser exhibida en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense, de Madrid, a la espera de que se concreten otras paradas en museos y centros de arte de diferentes puntos de España. 

“Parte del presupuesto de la exposición lo invertí en construir un carro autoexpositivo. Cuando propones este tipo de muestras, muchas veces los responsables de los centros se asustan porque no saben cómo mostrar las piezas. Para solucionarlo, he construido un carro de madera que tiene una vitrina -y que, en el futuro, podría tener incluso dos más que permite no solo mostrar las revistas, sino explicarlas. Eso se consigue gracias a un accesorio en el que se coloca una cámara y proyecta en una pantalla lo que estás manipulando, porque uno de los atractivos de estos materiales es poder tocarlos, desplegarlos y mostrar esas cosas que se pierden cuando están dentro de una vitrina. Por esa razón, también estoy pensando en hacer vídeos, en los que se detalle toda esa parte u organizar talleres para que aquellos que acudan puedan manipularlas directamente”.

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